COLD PUSSY
Salí de la habitación y bajé las escaleras hacia la recepción. Necesitaba un trago. O dos. Cuando de pronto una rubia se me cruzó en el camino, impidiéndome el paso. Iba vestida únicamente con una bata azul y tenia un par de piernas increíbles.
-¿Dónde vas vaquero?
Vaya, una chica dura, pensé.
-A por un trago, nena –le solté con mi mejor voz de “tipo duro”.
-Yo puedo conseguirte uno.
-¿Sí?
Cogió mi mano derecha y la metió entre sus piernas como si estuviese en uno de mis maravillosos sueños eróticos. Toqué algo metálico. Una lata fría. Estaba metida en su… ¿portalatas? Cogí la cerveza y la abrí.
-¿Cómo te llamas, muñeca?
-Cold Pussy
-Muy apropiado.
Le eché un trago. Sabía rara. Torcí el gesto.
-Deberías haber limpiado el borde –me dijo con una sonrisa sardónica-. Pero no te preocupes, es sólo flujo vaginal. Hasta luego, vaquero.
Ella y sus piernas se alejaron escaleras arriba. Cuando conseguí que mi cerebro volviese a comunicarse con el resto de mi cuerpo subí. Nadie. Volví a mi habitación y me acosté pensando en ese maravilloso coñito-refrigerador.
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