YA ES SEPTIEMBRE
Y ahora debería sonar la canción de los Enemigos, pero por un año va a ser que no, este si que quiero estar. Hoy volvió la tiranía del despertador, con sus jodidas manecillas -hora y alarma-, uniéndose contra mí. Y puesto que ya es septiembre, que se me han acabado las vacaciones, ya va siendo hora de ir quitándole el polvo a esto, que para polvo y pelusas, ya tengo suficientes en mi nueva casa -sí, este tipejo se independizó de una vez por todas a mediados de Julio, cambié el 3 del final del código postal por un 1, aunque sólo me separen 200 y pocos metros de la casa de mis viejos-.
Y el resumen de agosto podría ser... escritura espontanea a lo Kerouac o reportaje fotográfico, o ambos.
Todo comenzó con una visita por unos cuantos días a la parcela parental, donde el último día una víbora tuvo la mala suerte de cruzarse en mi campo visual. Yo subí a por la cámara y mi padre a por una piqueta... él llegó antes. Aunque a la víbora le hubiera esperado el mismo destino... cosa de descender de abuelo pastor.
Y tras coger un autobús a las 6 y pico de la mañana, que me llevó en el amanecer a través de la Alcarria, llegué al agujero que es la aldea. Unos cuantos días dedescanso sufrir el calor que hace en este puto hoyo y otra vez liando el petate.
De camino a Barcelona. Leyendo 'Al este lado del paraiso', de Scott Fitzgerald, y en la mochila 'Tatuaje', de Vázquez Montalbán. Calores, guiris, sitios ya visitados anteriormente. Y sobretodo: Ella.
Viernes y un autobús nos lleva a través de carreteras sinuosas hasta Cadaqués. Sol, playa y rocas. La pizarra que corta la piel. Y paseos por el paseo marítimo de la ciudad.
Hasta el domingo, que un autobus nos devolvió al estrepito de la gran ciudad, el metro y... los indeseables. El lunes finalizo 'A este lado del paraiso' sentado en un banco en Rambla Catalunya mientras espero. Ya por la tarde, estación de Sants, besos de despedida y el AVE que me devolvió a la meseta. Leyendo 'Tatuaje'. No por mucho tiempo. Llegar a las 23 y ponerse a hacer otro petate.
Martes de madrugada, el puto despertador no suena y yo me veo corriendo. Avión hasta Santiago. Pulpo, pimientos de padrón, albariño, Estrella Galicia... Gastronomía local. Una de las noches, concierto de música beat y Juan de Pablos pinchando en un bar. A la vuelta, el jueves por la noche, casi una hora de retraso, da igual, luego habrá una semana para descansar.
Ah, no, que son ferias... aunque de buena gana me las hubiera perdido. Noches de ruido y cerveza. Acabé 'Tatuaje' y estos últimos dos días me ventilé 'Satori en Paris', de Kerouac.
Y así hasta hoy, que volví a la uni. Por delante varias semanas intensas que precederán a saltar el charco y llegar hasta el Pacífico... destino final de 'En el camino'.
Y el resumen de agosto podría ser... escritura espontanea a lo Kerouac o reportaje fotográfico, o ambos.
Todo comenzó con una visita por unos cuantos días a la parcela parental, donde el último día una víbora tuvo la mala suerte de cruzarse en mi campo visual. Yo subí a por la cámara y mi padre a por una piqueta... él llegó antes. Aunque a la víbora le hubiera esperado el mismo destino... cosa de descender de abuelo pastor.
Y tras coger un autobús a las 6 y pico de la mañana, que me llevó en el amanecer a través de la Alcarria, llegué al agujero que es la aldea. Unos cuantos días de
De camino a Barcelona. Leyendo 'Al este lado del paraiso', de Scott Fitzgerald, y en la mochila 'Tatuaje', de Vázquez Montalbán. Calores, guiris, sitios ya visitados anteriormente. Y sobretodo: Ella.
Viernes y un autobús nos lleva a través de carreteras sinuosas hasta Cadaqués. Sol, playa y rocas. La pizarra que corta la piel. Y paseos por el paseo marítimo de la ciudad.
Hasta el domingo, que un autobus nos devolvió al estrepito de la gran ciudad, el metro y... los indeseables. El lunes finalizo 'A este lado del paraiso' sentado en un banco en Rambla Catalunya mientras espero. Ya por la tarde, estación de Sants, besos de despedida y el AVE que me devolvió a la meseta. Leyendo 'Tatuaje'. No por mucho tiempo. Llegar a las 23 y ponerse a hacer otro petate.
Martes de madrugada, el puto despertador no suena y yo me veo corriendo. Avión hasta Santiago. Pulpo, pimientos de padrón, albariño, Estrella Galicia... Gastronomía local. Una de las noches, concierto de música beat y Juan de Pablos pinchando en un bar. A la vuelta, el jueves por la noche, casi una hora de retraso, da igual, luego habrá una semana para descansar.
Ah, no, que son ferias... aunque de buena gana me las hubiera perdido. Noches de ruido y cerveza. Acabé 'Tatuaje' y estos últimos dos días me ventilé 'Satori en Paris', de Kerouac.
Y así hasta hoy, que volví a la uni. Por delante varias semanas intensas que precederán a saltar el charco y llegar hasta el Pacífico... destino final de 'En el camino'.
8 Comentarios de propios y extraños:
coño, superaste a la contaminación lumínica de la fachada de la catedral, meritoso.
Uauuuuu!
Se llama: bajar el tiempo de exposición.
Yo también acabo de terminar satori en París y he empezado con los Subterráneos
El de los Subterráneos a veces se hace un poco pesadillo de leer por como esta escrito, a veces el tío juega con las frases de forma que parezca que lo que estás leyendo es directamente música jazz. No te digo de qué vas a tener ganas cuando lo termines.
Es una pena que no te puedas pasar por Iowa. Kerouac dice en "El Camino" que aquí estan las mujeres más bellas de EEUU.
Joder, el Pacífico. Lo que hace leer a Kerouac. A por el Gran Sur?
guti: Ñek, Iowa me pilla un poco a desmano.
bardamú: Se intentará, se intentará. Más que leer a Kerouac, lo que me lleva allí es... la jodía electrónica.
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