miércoles, 24 de marzo de 2010

KATYN

Parece que este blog sólo funciona de miércoles a miércoles, pero es que... El viernes tenía la intención de escribir la reseña, pero el tómese tres cubatas y pague uno del jueves en el Flamingo hizo que desistiese. El sábado... bueno, el sábado, la resaca tras el concierto en el Gotham de The Phantom Keys, grupo garajero -muy recomendable, por cierto- proveniente de más allá del telón de grelos, i.e. Galicia, los tercios de Mahou, los vodkas con zumo de naranja, la yerba... El domingo, esto... el sábado me quedé debajo del edredón viendo 'F.I.S.T. Símbolo de Fuerza' y el domingo me levanté con dolor de cuello -creo que por cargar demasiado peso cuando fui a hacer la compra-, así que tampoco. ¿Lunes o martes? Demasiado curro o no saber cómo compaginar curro-clases de inglés-vida-escribir reseñas-vicios varios. El caso es que: Here it is!

Sólo escuchar esos 'djindobre' pronunciado con ese timbre de voz tan característico de las mujeres polacas -eslavas, en general-, ya merecía la pena. Katyn, de Andrzej Wajda, no es que narre la historia de los oficiales del ejercito polaco y parte de la polska inteligencja asesinados a manos de los soviéticos -aquellos que no cayeron en manos de los nazis-, que también, sino que le añade el drama de la gente que espera el regreso de los desaparecidos, así como el uso publicitario que hicieron de la masacre tanto los nazis como más tarde los soviéticos manipulando la realidad según el manual de estilo del amigo Iósif Stalin. Los últimos cinco minutos no son recomendables para todos los estómagos o conciencias por lo impactante que resultan. No digo más, aunque tampoco podría calificarse de spoiler...

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