TRAUMATISMO POST-CONCIERTO

¿Cómo explicarlo? Vuestro héroe, entendido a la manera de la tradición narrativa dostoievskiana... erm... eso, que... vuestro sufrido héroe, el Chico Gris -amado y odiado a partes iguales, ¡cómo Mickey Rourke!-, se hace viejo. Ayer, tras meterse aguerridamente en el pogo principal, tuvo que salirse a la tercera canción y ubicarse en una posición mucho más tranquila. Lo volvió a intentar un par de veces, pero... aquello no marchaba bien. Entonces, ¿es qué nuestro heroe ya es viejo? ¿Pudo influir un catarro incipiente? ¿La jornada bajo los efectos de la inesperada resaca del jueves hizo mella? ¿Es el final de nuestro héroe en su papel de 'animal de concierto'? ¿Sustituirá los conciertos de rock por recitales líricos? ¿Los 30 años significan el fin de la vida tal y como la conociamos? ¿Era normal el culo de una de las camareras de la Macumba? Demasiadas preguntas para contestar en un sólo sábado.



Lo único cierto y seguro es que ayer en La Macumba, asistimos a uno de esos recitales sonoros que se pueden catalogar como CON-CIER-TA-ZO. Porque lo de Soziedad Alkoholika (SA) fue pura brutalidad artística. Si ya los barceloneses The Eyes habían sonado bastante bien, potentes y seguros en su estilo -aunque sea algo que no me vaya demasiado, pero hay que reconocer que los tíos son buenos-, cuando salieron los vitorianos, se pudo comprobar el concepto ese del que hablaban The Clash: el muro de sonido. Aún me silban los oídos.



Con la sala Macumba a rebosar, el concierto fue una revisión total del primer disco, recientemente regrabado, salpicada con temas sueltos de otros discos (Ratas, Peces Mutantes, Palomas y Buitres, Piedra Contra Tijera...). Casi hora y media de hardcore.



Y en esas llegamos al bis: SHAKTALE, Cienzia Asesina, Motxalo y Nos Vimos en Berlin. Y cuando ya parecía que se había acabado el concierto y la gente empezaba la desbandada, la banda vuelve a salir sobre el escenario y cierrran con Ariel Ultra y Sin Dios Ni Na.