EL SÁBADO NOCHE
Concierto. Se iba a venir Rubén, pero no pudo cambiar el día, así que se vino Carmen. Llegamos al Gruta a las 11 y está… medio vacío. “Joder, yo juraría que empezaba a las 11”. Madrid-Barça supongo. Y que mejor que un par de tercios para hacer más corta la espera.
A eso de las 12 comenzó el telonero, Benjamin Tehoval, hombre orquesta de Estrasburgo que tocó blues, folk y algo de country. Con el pie controlaba un charles y un bombo, mientras tocaba una Gibson y una armónica. Sonaba muy bien. “Es súper entrañable”, Carmen dixit. Tocó más o menos 45 minutos, de entre todas algún que otro clásico como “Like a rolling stone” y “Walk the line”.
Y tras él… el inconfundible e incombustible Wilko Johnson. En formación de trío: guitarra, bajo y batería. (¿Y por qué no hay fotos de Wilko? Regla número 1: Revisa las pilas antes de salir de casa… Sólo me dio para una foto y corriendo –por eso está desenfocada, no tiene nada que ver con mi ingesta de cerveza y vodka hasta ese momento-). Si alguna vez veis anunciado un concierto de Wilko en algún sitio cercano, id, que no os va a defraudar. El tipo es un show, de pronto está en un lado del escenario y en un instante aparece en el otro, se mueve como si fuese un anfetamínico y “ametralla” al público con su Telecaster cada dos por tres. Y tiene un sonido inconfundible tocando la eléctrica sin púa a toda pastilla. Tocó clásicos de su época en Doctor Feelgood, así como alguna que otra pieza fundamental en la historia del rock&roll como son “Johnny B. Good” o “Wolly wolly”. En resumen: Un Conciertazo.
Y después del concierto, y tras llevarnos de paseo el vodka con naranja que acabábamos de pedir, a enlazar autobuses. Y otra sorpresa dentro del mes: acabábamos de comprar unos burritos en el 24 horas de Avenida de América, cuando salgo a la calle y el tipo que entra se para y me dice: “Hombre, buenas, señor Paco”. Le miro: pelo rubio, barba, gafas redondas… “¡Coño, Moi!”. Hacía como 7 años que no le veía, desde aquella época en que se dedicaba a invitarnos a submarinos (chupitos de whisky sumergidos en medio tubo de cerveza) en ‘La Prensa’. Al parecer ya ha pasado lo suyo y sigue con el grupo de flamenco. Grata sorpresa.
Y de allí a Alcalá, donde al día siguiente, tras levantarme a eso de las dos con un poco de resaca, comprobé que mis pronósticos de que me esperan 4 meses calentitos en casa son ciertos. ¿Por? El novio de mi hermana se fue al Líbano el sábado por la noche y mi hermana está… susceptible. “Antes de contestarle, cuenta hasta diez” “Sí, mama, sí. Ya lo se”.
Gran noche, hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien.
A eso de las 12 comenzó el telonero, Benjamin Tehoval, hombre orquesta de Estrasburgo que tocó blues, folk y algo de country. Con el pie controlaba un charles y un bombo, mientras tocaba una Gibson y una armónica. Sonaba muy bien. “Es súper entrañable”, Carmen dixit. Tocó más o menos 45 minutos, de entre todas algún que otro clásico como “Like a rolling stone” y “Walk the line”.
Y tras él… el inconfundible e incombustible Wilko Johnson. En formación de trío: guitarra, bajo y batería. (¿Y por qué no hay fotos de Wilko? Regla número 1: Revisa las pilas antes de salir de casa… Sólo me dio para una foto y corriendo –por eso está desenfocada, no tiene nada que ver con mi ingesta de cerveza y vodka hasta ese momento-). Si alguna vez veis anunciado un concierto de Wilko en algún sitio cercano, id, que no os va a defraudar. El tipo es un show, de pronto está en un lado del escenario y en un instante aparece en el otro, se mueve como si fuese un anfetamínico y “ametralla” al público con su Telecaster cada dos por tres. Y tiene un sonido inconfundible tocando la eléctrica sin púa a toda pastilla. Tocó clásicos de su época en Doctor Feelgood, así como alguna que otra pieza fundamental en la historia del rock&roll como son “Johnny B. Good” o “Wolly wolly”. En resumen: Un Conciertazo.
Y después del concierto, y tras llevarnos de paseo el vodka con naranja que acabábamos de pedir, a enlazar autobuses. Y otra sorpresa dentro del mes: acabábamos de comprar unos burritos en el 24 horas de Avenida de América, cuando salgo a la calle y el tipo que entra se para y me dice: “Hombre, buenas, señor Paco”. Le miro: pelo rubio, barba, gafas redondas… “¡Coño, Moi!”. Hacía como 7 años que no le veía, desde aquella época en que se dedicaba a invitarnos a submarinos (chupitos de whisky sumergidos en medio tubo de cerveza) en ‘La Prensa’. Al parecer ya ha pasado lo suyo y sigue con el grupo de flamenco. Grata sorpresa.
Y de allí a Alcalá, donde al día siguiente, tras levantarme a eso de las dos con un poco de resaca, comprobé que mis pronósticos de que me esperan 4 meses calentitos en casa son ciertos. ¿Por? El novio de mi hermana se fue al Líbano el sábado por la noche y mi hermana está… susceptible. “Antes de contestarle, cuenta hasta diez” “Sí, mama, sí. Ya lo se”.
Gran noche, hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien.
5 Comentarios de propios y extraños:
Enhorabuena por esa noche de sábado y ánimo con tu hermana...
¿"Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien"?... hmmm... pensaré esa frase por lo que me toca del resto de semanas que he salido contigo anteriormente... aunque si he de ser sincero, salvo esta, la última de mis noches de lobo estepario, en anteriores noches de lobo estepario me lo he pasado también de puta madre... "algo ocurre en Dinamarca", que dirían los clásicos. Un saludo cervecil.
No sabes cómo me alegro de todo ello. Bueno sí que lo sabes que te lo estoy diciendo. Genial crónica, como hacía días que no la teníamos de tus dedos.
Sólo cuando leo tus crónicas de conciertos me arrepiento de no seguir viviendo por los madriles. Un saludo.
arual: paciencia más que ánimo
canichu: "algo huele mal en dinamarca". Que haga tiempo que no me lo pasaba tan bien no implica que otras noches no me lo haya pasado bien, pero no tan bien, es cuestión de cantidad ¿o de calidad?
duna: seguiremos haciendo de cronista
agnóstico: jeje, a ver si coincidimos por un concierto de Siniestro un mes de estos
carmen: hoooola. yo también me alegro, me lo pase genial.
Publicar un comentario
<< Home