viernes, 10 de mayo de 2013

EL AMOR SEGÚN HANEKE

Fue coincidencia. "Amor" de Michael Haneke estaba programada para esta semana en el cineclub y ayer mismo por la mañana le anunciaron como ganador del Premio Príncipe de Asturias a las Artes 2013. Tenía mis reservas. Sabía que iba a ser una película dura de ver y, la verdad, nunca es que haya disfrutado mucho de los filmes del alemán.

Ver "Amor" es una experiencia probablemente no para todos los públicos y probablemente no para todos los momentos. Haneke domina el lenguaje cinematográfico como pocos, extiende las escenas hasta la extenuación y consigue que te olvides de que entre medias hay una cámara. Y es probablemente de los directores más violentos que existe. No es violencia física, es mucho peor, menos edulcorada, nada que ver con Kubrik y su "Naranja Mecánica", por ejemplo, donde la violencia se plantea desde un punto tan estético que hasta resulta bella. Es la violencia de la realidad, mucho más directa y dura de asimilar. Se ve en las relaciones hija-padres, en la amabilidad de los porteros, siempre buenas palabras, halagos, tras haber recibido la propina. Y el último acto, ya presagiado al comienzo de la película, es otra declaración de intenciones más.

Me gustó. La sufrí, porque es imposible que te deje indiferente. No es fácil de ver y, sobretodo, es de esas películas que hay que elegir muy bien el momento en que la ves.

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