MOROCCO TOUR 07

Con mogollón de retraso. Así que más que anécdotas, va a ser fotográfico.

Casablanca.

Llegamos en avión a Casablanca y cogimos un tren desde el aeropuerto a la ciudad. Nos pasamos la estación donde teníamos que bajarnos, Casa Voyageurs, y acabamos sin saber muy bien donde estábamos. Fue entonces cuando nos enteramos que en Marruecos estaban de huelga los taxis. Conseguimos subir a un autobus que iba para el centro y terminamos encontrando el hotel, que estaba prácticamente pegando al puerto. Foto de la vista desde la azotea del hotel.



La verdad es que Casablanca no tiene mucho que ver. Cayendo en el tópico: es la más europea de todas las ciudades de Marruecos (que vimos). Allí probamos el tajín, plato típico, que es un guiso de carne con verduras y frutos secos, que se hace en un cuenco de barro con tapa cónica. Está bueno. Nos metimos nuestros primeros vasos de zumo de naranja recién exprimidos en la medina y empezamos con el consumo masivo de té verde con menta. También encontramos el Rick's Café. Aunque realmente no existió, salvo en la peli, pero ¡que hostias! En la foto quedamos muy bien.



Y esto es la mezquita de Hassan II. Construcción megalítica, realizada con cierta polémica. Impresiona la mezquita, el minarete, la explanada... todo.



Al día siguiente nos fuimos de allí en tren. No sin antes tener un pequeño problemilla con taxis, piquetes y demás y acabar yendo a la estación de tren a pata. Fue un viaje con bastantes caminatas. ¿Los trenes en Marruecos? Eso si son retrasos.

Meknés.

Una de las ciudades imperiales. Llegamos por la tarde, encontramos un hotel barato y nos fuimos a visitar la medina. Otra constante del viaje era perdernos, voluntaria o involuntariamente por las calles de las medinas de noche. 'Inconscientes', dirá alguno. A la derecha aparece Bab el-Mansour, la entrada a la ciudadela.



Y este es el mausoleo de Mulay Ismail, que está considerado como una de las principales figuras de la historia de Marruecos. Después estuvimos en el centro de artesanía de la ciudad y unos ebanistas nos invitaron a visitar su taller. Tenían algunas piezas increíbles.

Preguntamos en un par de sitios para fumar en sisa y... no nos pusieron demasiada buena cara, lo que nos extrañó. No nos enteramos del motivo, más o menos, hasta Fez. 'Para qué vamos a fumar sisa, si tenemos porros. Sisa es muy suave, los porros son mejor. Sisa se fuma en sitios donde no se cultiva hash'. Un camarero dixit.



Y de allí nos fuimos en tren hasta Fez. Subir a un tren en Marruecos es complicado y caótico. La gente aprovecha cualquier puerta, por delante o por detrás, para meterse y ni siquiera dejan bajar antes de subir.

Fez.

En Fez se supone que teníamos un 'contacto' fiable, que nos había pasado Carmén, que habían estado allí uno o dos días antes. El 'contacto' fiable no fue tan fiable y... básicamente, nos tangó con lo del hotel, nos tangó con una supuesta piedra que le habían dejado para nosotros y casi nos tanga con la cena de por la noche. Los 'guías' te llevan a todo trapo por las callejuelas de Fez, buscando los caminos más rebuscados, con el mero propósito, concluimos, de que no puedas orientarte nunca y creas depender de él totalmente. Si yo fuera ellos y estuviera en su situación... también lo haría. La foto es Bab Bou Jeloud, una de las puertas a la medina. El segundo día nos alojamos justo al lado.



Allí probamos cuscús y la 'pastilla', que está de puta madre y que son capas de hojaldre, rellenas de pollo, salsa de huevo y limón, almendras, canela y azúcar. Y azúcar glasé por encima. Esta bastante rico y aunque al principio te parece que es poco... terminas lleno.

Fez es enorme. 1 millón de habitantes y hay aproximadamente 9400 callejuelas en la medina. Como toda ciudad de Marruecos, tiene la parte vieja, la medina, y la parte nueva, la llamada Ville Nouvelle. La estación de tren en la parte nueva... huelga de taxis... gran caminata.



Estuvimos allí dos días, llegamos el jueves por la tarde y nos fuimos el sábado por la mañana. El viernes, es el día de la oración y las calles se vacían a medio día. La última noche conocimos a un grupo de Barcelona y acabamos haciendo con ellos botellón en la azotea del hotel. Entonces fue cuando nos arrepentimos de haber pillado whisky DYC para 'comerciar'.



Y de Fez a Chaouen en autobús. Además del billete, cuando vas a subir, si quieres meter el equipaje, te piden pasta. Dependiendo de como te vean y como consigas regatear, te sale más caro o más barato. Nosotros para eso usábamos a Rubén, que demostró unas dotes para el regateo impresionantes.

Chaouen.

Después del caos de Fez, la tranquilidad de Chaouen metida entre montañas. El sitio está bien para ir a hacer senderismo y demás deportes de montaña.



A Chaouen hay que volver. Por el entorno, por la medina, por la gente. Aunque, tal vez, te cruzas con demasiados españoles... está un poco masificada en cierta manera. A la hora de la comida, los restaurantes parecían que estaban en el Levante. Nos enteramos que el significado de que un callejón estuviese pintado de azul era que no tenía salida.



En un telar nos invitaron a tomar té. Eran tres bereberes y estaban un poco colgados. 'Esto (refiriéndose a la música que tenían puesta)... ser los Pink Floyds marroquíes. Mejores que Led Zeppelin'. Había una... alemana o inglesa, no me acuerdo, totalmente fumada, sentada en el sofá. Sólo sonreía. Ay, jipis.



Estuvimos allí un día, al siguiente cogimos un autobús a Tanger. De allí en petit taxi (¿no había huelga?) hasta el puerto y luego un ferry hasta Tarifa. Un autobús luego te dejaba en el puerto de Algeciras... a las 12 de la noche. Sin posibilidades de seguir el viaje.



Dormimos en una pensión y a la mañana siguiente alquilamos un coche, porque no había otra forma de volver en dos días, para regresar a la Aldea.

Y eso fue todo el viaje a Marruecos. En versión reducida. Un día de estos el post de Copenhague. Hay más fotos del viaje a Marruecos desperdigadas por el blog.